La forma de realizar operaciones con números complejos no es radicalmente diferente a la forma de trabajar con los números reales.
Los resultados se comportan como si \( i \) fuera una variable desconocida \( x \) que agrupamos con su mismo tipo: números puramente imaginarios.
El resultado de sumar dos números complejos resulta en un número complejo.
Las propiedades algebraicas de la suma sí se cumplen con los complejos, como por ejemplo la propiedad conmutativa y la propiedad asociativa.
Veamos algunos ejemplos:
\( 2+3=5\)
\( 3+2=5\)
\( 2i+3i=5i\)
\( 3i+2i=5i\)
\( (1+i)+(3+2i)=4+3i\)
\( (1+2i)+(i+3)=4+3i\)
\( (1+3)+(i+2i)=4+3i\)
\( (2i+1)+(i+3)=4+3i\)
\( 1+2i+2=3+2i \)
\( 1+2i+2i=1+4i \)
\( 2+3i+4+3i =6+6i \)
\( (2+3i)+(4+3i)=(6+6i)\)
\( (4+3i)+(2+4i)=(6+7i)\)
\( (2+4i)+(4+3i)=(6+7i)\)
\( (2+7i)+0=(2+7i)\)
\( 0+(2+7i)=(2+7i)\)
\( (2+7i)+(0+0i)=(2+7i)\)
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